Estamos haciendo un experimento: invitar a gente de diferentes disciplinas a escribir sobre ellas y qué conocimiento buscan. Esperamos que este experimento crezca y se convierta en una especie de residencia de escritores. Queremos traer perspectivas frescas, ayudar a conectar ideas y que disfrutéis estas lecturas diferentes.
Nuestro primer residente es Nicolás, un antropólogo, y este es su segundo post:
Cuando se nos pregunta por el liderazgo, es común que relacionemos la pregunta con las figuras del poder político o de las cúpulas directivas de grandes empresas.
Esto se debe, en gran medida, a que en nuestro entorno (refiriéndome a la sociedad occidental), estas son las personas encargadas de tomar decisiones. También es cierto que, no sin mérito, son estas personas quiénes encarnan una visión de éxito y tienden a ser admiradas por un gran segmento de la población. Sin embargo, esta visión del liderazgo estás sesgada por nuestras propias dinámicas, por lo que cabe preguntarse ¿qué aspectos son importantes para los líderes en poblaciones que tienen una diferente visión del mundo?
Para poder dar respuesta a la pregunta que he planteado en el párrafo anterior, muchas personas se remitirían a los grandes casos de éxito “no occidentales”, seguramente pensarían en China y en otros países orientales, grandes ejemplos del crecimiento económico. Por mi parte, yo prefiero abordar la pregunta, pensando en pueblos que históricamente no han sido reconocidas por los estándares occidentales como un ejemplo. En ese orden de ideas, en los próximos párrafos, me referiré a dos comunidades indígenas latinoamericanas, los Tzotziles de México y los Nasa de Colombia.
En el caso de los Tzotziles, su concepción de liderazgo ser podría resumir en la frase “mandar obedeciendo”. Para este pueblo indígena, el liderazgo tiene una estrecha relación con la responsabilidad. Quién se encuentra en el lugar de líder o lideresa, tiene sobre sus hombros la responsabilidad de actuar en servicio de las necesidades de su comunidad, no sólo en términos políticos y económicos, sino también morales. Esto implica que la persona encargada de liderar esté en un constante proceso de comunicación con cada miembro de la comunidad, ya que esta es la única forma en la que puede hacerse consciente de manera efectiva, de las necesidades de sus “hermanos”.
Teniendo en cuenta lo anterior, me parece importante señalar otro aspecto del liderazgo de los Tzotziles. La persona que ejerce el liderazgo, debe estar familiarizada con las tareas que requiere su comunidad en el día a día. Este es un rasgo que se replica a lo largo de muchos pueblos indígenas a lo largo y ancho de Latinoamérica; el líder “manda” desde el conocimiento de las habilidades, destrezas, tiempos y esfuerzos que requiere cada tarea.
Por otra parte, se encuentra el pueblo Nasa del sur de Colombia. Para ellos, la vida se sostiene sobre tres pilares que se interconectan entre sí, Palabra, Acción y Espíritu de Comunidad. A continuación enunciaré un proverbio de su tradición que resume la forma en la que entienden la vida en sociedad:
La palabra sin la acción, está vacía.
La acción sin la palabra, está ciega.
La acción y la palabra, sin el espíritu de comunidad, están muertas.
El líder, Nasa, se caracteriza por una alta capacidad comunicativa, la cual le permite mediar en los conflictos comunitarios y resolverlos a través del diálogo. Sin embargo, su palabra siempre está acompañada de actos concretos. Si el sujeto se compromete con algo, lo lleva a cabo. También se debe tener en cuenta que el líder o lideresa nunca toman decisiones arbitrarias; éstas siempre deben ser explicadas a la comunidad en medio de asambleas o reuniones. Por último, el liderazgo Nasa, al igual que el liderazgo Tzotzil, se basa en un profundo sentido de la comunidad que se desprende de un tejido social fuerte y estrecho. Cuando todas las personas se entienden como parte de este sistema, los líderes toman decisiones que benefician a la comunidad, porque es la única forma en que se benefician a sí mismos. En este sistema de pensamiento, no hay beneficio propio que excluya el beneficio de la comunidad.
Si bien es cierto, muchos de los aspectos mencionados hacen parte del “deber ser” que hoy en día le exigimos a nuestros líderes, vale la pena revisar si en efecto eso sucede o solamente está ocurriendo a nivel discursivo. De cualquier forma, a mi modo de ver, lo más importante será reflexionar si en los momentos en los que nosotros estamos en roles de liderazgo, lo ejercemos teniendo en cuenta los principios de comunicación, empatía y sentido de comunidad.
Nicolás Vallejo.
¿Y qué hacemos en la consultoría de transformación?
La transformación cultural requiere de una gestión de la autoridad -el poder- y por tanto de un liderazgo diferente. Nuestra visión del liderazgo adaptativo sitúan también como fundamental el sentido de comunidad, el sentido del trabajar en aras del bien de un grupo, por para y ellos. El liderazgo sostiene una lucha con el poder y el status quo, y es importante que lo distingamos de la autoridad en las organizaciones.
El primer punto es la transformación personal, que nos puede llevar a trabajar la empatía y por tanto a movilizarnos a favor del grupo, pero también debe suceder a la vez que los cambios sistémicos. Son dos líneas que bailan juntas, que se adelantan una a otra, unas veces el sistema desafiando a la autoridad establecida, otras veces los líderes desafiando al sistema establecido. Es por ello, que el tercer punto que destaca Nicolás -la comunicación- es fundamental para mantener la cohesión y la dirección.
Angela & Joserra