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TAYARI LAB
22.04.2021

El ocaso de los héroes: Individualismo y modernidad

por: Nicolás Vallejo
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Estamos haciendo un experimento: invitar a gente de diferentes disciplinas a escribir sobre ellas y qué conocimiento buscan. Esperamos que este experimento crezca y se convierta en una especie de residencia de escritores. Queremos traer perspectivas frescas, ayudar a conectar ideas y que disfrutéis estas lecturas diferentes.
Nuestro primer residente es Nicolás, un antropólogo, y este es ya su cuarto post:

 

Los siglos XVII y XVIII trajeron consigo cambios muy importantes en la forma en la que occidente concebía el mundo. Los avances técnicos y metodológicos del pensamiento europeo, dieron lugar a la ciencia que hoy conocemos. Figuras como Isaac Newton, Rene Descartes, Galileo Galilei, etcétera, se convertirían en el símbolo de una era marcada por el uso de la razón como forma unívoca de entender el mundo. Así mismo, las ideas surgidas en este momento serían una clave importante para el fin de los absolutismos monárquicos y para la independencia de América. 

Con la caída del absolutismo, también aparecía el liberalismo. Esta corriente, que promueve las libertades individuales, así como la libertad de propiedad privada, fue un cimiento muy importante para la constitución de los estados-nación modernos y la división de los poderes. 

Este sistema de pensamiento moderno crea diversos relatos, sin embargo todos tienen algo en común: la idea del individuo omnipotente. Los discursos que han surgido desde los siglos XVI y XVII parecen girar en torno a héroes (o villanos) que, por sí mismos, lideran los cambios, las transformaciones, etcétera. Un ejemplo, es que cuando alguien nos habla en la revolución Francesa, seguramente pensaremos en Jean Jaques Rousseau o cuando nos hablan  de la revolución industrial pensaremos en, Thomas Alva Edison. 

Si bien es cierto, han pasado ya varios siglos desde la aparición de las ideas mencionadas, en el presente continúan teniendo un impacto muy importante en la forma en la que percibimos el mundo. Contemplar un mundo en el que nuestra cotidianidad esté separada de la tecnología, que ha sido producto de la ciencia, parece impensable. De la misma forma, imaginar un mundo sin propiedad privada, parece cada vez un escenario más lejano, especialmente desde la caída del muro de Berlín. 

Esta forma de pensar, basada en la competencia individual conllevó a un resquebrajamiento de las redes comunitarias que se basan en el bienestar de la comunidad, para privilegiar el desarrollo individual incentivado por las ganancias económicas. Sin embargo, con el pasar de los días del siglo XXI, esta idea de los individuos creando por sí solos ha ido menguando a un paso lento, pero seguro. Los grandes libros que se refieran al pensamiento de un físico, un matemático, un filósofo o un sociólogo están lentamente siendo remplazados por revistas científicas que contiene el pensamiento de varios de ellos. El discurso del “héroe”, está empezando a ser remplazado por el relato de las agencias, centros de investigación, compañías y empresas. 

En este momento en el que el individuo empieza a dejar de estar en el centro nuevamente, parecería que existe una esperanza para la reconstrucción de los lazos de solidaridad y de cooperación que se habían ido quebrando a lo largo de los últimos siglos. De cualquier manera, este escenario está lejos de ser ideal, por lo que me surgen las siguientes preguntas ¿cómo se puede aprovechar este nuevo comportamiento de la sociedad para la reconstitución de los lazos comunitarios? ¿cómo evitar que los sujetos se conviertan en simples recursos? 

Siguiendo la línea de anteriores artículos, considero que la respuesta se encuentra en el pensamiento comunitario. Es importante preocuparse por las necesidades de las personas que nos rodean, ya que desde el conocimiento de sus circunstancias se puede pensar en la generación de redes de cooperación que permitan el beneficio de la sociedad en general. A modo personal, considero que en este momento la sociedad occidental camina por una delgada línea. Este es el momento para recuperar la consciencia de comunidad y de vencer la soledad moral a la que se refería Erich Fromm, que nace del individualismo moderno y que nos arrastra a los totalitarismos ciegos. 

Mensaje de Tayari: 

Este artículo hace parte de un experimento donde invitamos a personas de diferentes disciplinas a escribir sobre ellas y qué conocimiento buscan. Esperamos que este experimento crezca y se convierta en una especie de residencia de escritores. Queremos traer perspectivas frescas, ayudar a conectar ideas y que disfrutéis estas lecturas diferentes.

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